Declaración de (in)principios - El Grafógrafo.
Creo que el autoproclamarse como "alma vieja" es terriblemente pretencioso, pero en esto de internet soy más de la vieja usanza: foros, blogs, e incluso de vez en cuando me meto a la Wayback Machine para ver como lucían las páginas que frecuento y alimentar esa siempre quejumbrosa necesidad nostálgica. Una vez intenté hacer un blog, pero en ese entonces era un alma joven (parece el nombre o la crew de un músico urbano) y no tenía mucho de lo cual hablar. Hoy tengo bastante, mucho más de lo que soporta mi propia cabeza, y de alguna forma tiene que salir.
No soy alguien de muchos talentos, me considero una persona bastante promedio dentro de los estándares más clásicos. Sin embargo, como buen centennial aprendí a usar un computador antes de sumar, por tanto la tecnología, que ya es bastante retro, ha sido una necesidad imperiosa. Como tal, si es que talento se le puede llamar, con los años desarrollé un gusto particular con la escritura y mantener mis dedos ocupados, cuestión que en realidad no sobresale tanto del resto considerando que es más una cosa generacional que circunstancial. Puedo escribir realmente rápido, habilidad en los dedos que no se traduce en otra cosa más que en el uso de un teclado... consecuencia de años de auto-exilio social.
Me considero un misceláneo, o en última instancia, un sucedáneo de lo que pudo ser. Cual-sea el adjetivo sustantivizado, creo que tengo gustos e intereses bastante diversos que convergen en una cosa: todo puede ser escriturado y leído. Mis ojos y mis dedos están conectados que el resto de extremidades, por mucho que tiemblen mis manos con un acto tan trivial como servir bebida. La ansiedad me ha hecho un manojo tibio de nervios constantes, pero cada palabra escrita funciona con el mismo gozo breve que una calada de cigarro. Con todo lo anterior, este blog no tiene una temática definida, sólo soy yo escribiendo sobre cosas. Aprovechando la instancia, adjunto un escrito de Salvador Elizondo.
El grafógrafo
a Octavio Paz
Escribo. Escribo que escribo. Mentalmente me veo escribir que escribo y también puedo verme ver que escribo. Me recuerdo escribiendo ya y también viéndome que escribía. Y me veo recordando que me veo escribir y me recuerdo viéndome recordar que escribía y escribo viéndome escribir que recuerdo haberme visto escribir que me veía escribir que recordaba haberme visto escribir que escribía y que escribía que escribo que escribía. También puedo imaginarme escribiendo que ya había escrito que me imaginaría escribiendo que había escrito que me imaginaba escribiendo que me veo escribir que escribo.
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